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29 Ene 2015

Sabemos que la exposición moderada y controlada a la radiación ultravioleta (UV) es beneficiosa. Por ejemplo, la radiación UV es necesaria para la síntesis de la vitamina D3 y su acción terapéutica se utiliza en afecciones cutáneas como la psoriasis, la dermatitis o el acné. Al mismo tiempo, un exceso de exposición al sol puede causar agresiones que van desde las típicas quemaduras estivales hasta el fotoenvejecimiento de la piel o efectos mutagénicos relacionados con el cáncer de piel o con la pérdida de respuesta inmune celular.

Por este motivo, a partir de los años 20 del siglo pasado surgieron en el mercado los fotoprotectores solares: preparados farmacéuticos de aplicación tópica capaces de reflejar, absorber o dispersar la radiación UV y disminuir de esta manera sus efectos negativos sobre la piel. Los fotoprotectores se basan en compuestos llamados filtros químicos que tienen en común la capacidad de absorber la radiación en una determinada región del UV.

Cremas para protegernos del sol

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